Bernardo Navarrete y Victor Tricot (eds.) (2021). The Social Outburst and Political Representation in Chile. 206 págs. Cham: Springer. ISBN: 978-3-030-70320-2.

El libro editado por Navarrete y Tricot aborda de manera exhaustiva el estallido social ocurrido en Chile en octubre de 2019. Desde una perspectiva analítica que trasciende la mera descripción de los acontecimientos, la obra reflexiona sobre las consecuencias de las movilizaciones para el sistema político chileno partiendo de tres conceptos clave: crisis, democracia y representación. A través de un análisis tanto del pasado como del presente de la realidad chilena, el volumen pone de manifiesto cómo las protestas de 2019 pusieron en cuestión la estructura de representación basada en partidos políticos programáticos. Con un énfasis especial en el desarrollo de los movimientos sociales desde el año 2000, los editores coordinan una obra que tiende puentes entre la sociología de la acción colectiva y la ciencia política de los partidos y formas de representación tradicional.

A partir de la experiencia chilena, el libro realiza una interesante aportación teórica en la medida en que contribuye a la discusión sobre los desafíos a los que se enfrenta el sistema representativo en las sociedades actuales, tales como la falta de congruencia entre élites y ciudadanos; la creciente desafección ciudadana, o la debilidad de la política, derivada de las presiones a las que se ve sometida y de una visión excesivamente cortoplacista de sus dirigentes. En este sentido, también es destacable la discusión sobre el papel que deben ejercer los partidos políticos tradicionales. Partiendo de la premisa de que sin partidos no hay representación, se abre un sugerente debate sobre cómo estos deben hacer frente a los desafíos actuales y cómo deben tener en cuenta la creciente importancia de los modos de representación no electorales.

Desde esta perspectiva, en los sucesivos capítulos se lanza una nueva mirada a los retos de la representación democrática en el Chile contemporáneo, poniendo especial atención a las razones que llevaron al mayor estallido social en el país desde la llegada de la democracia. Para ello, el libro se organiza en tres partes. La primera analiza el colapso del sistema de partidos en Chile. En concreto, en el capítulo 2 Navarrete expone el origen del sistema de partidos en Chile para, posteriormente, analizar los cambios que ha experimentado. A continuación, en el capítulo 3, Herrera discute la tesis de los problemas de representación relacionados con la falta de renovación política. Su argumento central es que los cambios electorales permitieron la entrada de nuevos actores, pero los partidos mantienen bajas tasas de renovación tanto de sus dirigentes como de sus simpatizantes.

En la segunda parte del libro se analiza cómo los movimientos sociales han introducido formas de movilización política innovadoras que desafían las formas tradicionales de representación política. Dentro de esta parte, en el capítulo 4, Parra aborda la relación entre los partidos políticos y los movimientos sociales en Chile tras la transición a la democracia. El autor analiza la cada vez más compleja interacción entre ambos actores y las nuevas formas de compromiso político derivadas de esta relación. A continuación, en el capítulo 5, Tricot desarrolla los nuevos repertorios de acción colectiva desarrollados a partir de octubre de 2019, poniendo el foco en que la proliferación de asambleas ciudadanas fue una expresión paradigmática de la creciente desafección hacia las instituciones y partidos políticos.

Finalmente, en el tercer bloque se presentan estudios de caso que abordan movimientos sociales específicos y la manera en que estos contribuyeron a la renovación de la representación política en Chile. Figueroa aborda los movimientos indígenas en el capítulo 6, Sanhueza explica el movimiento estudiantil en el capítulo 7, Vergara-Saavedra y Muñoz-Rojas hablan del movimiento feminista en el capítulo 8, Del Campo y Sánchez analizan los movimientos surgidos en torno al agua en el capítulo 9 y, por último, Escudero y Olivares se centran en la canalización del malestar social a través de la nueva Constitución (capítulo 10).

Estos estudios de caso, junto con el análisis desarrollado en los dos bloques anteriores, aportan al lector evidencias para comprender cómo el estallido social de octubre de 2019 fue consecuencia de toda una serie de problemas no resueltos tras la transición a la democracia. El diseño institucional instaurado tras el final de la dictadura no logró integrar y procesar las demandas de los ciudadanos y de los nuevos grupos emergentes. Pese a que el sistema de partidos facilitó una competencia política con bajos niveles de conflictividad, se generó un creciente distanciamiento entre los partidos políticos y la sociedad que desembocó en descontento y movilización social.

En conclusión, el libro constituye una mirada rigurosa, sistemática y sugerente para entender el Chile actual, pero también los desafíos a los que se enfrentan los sistemas representativos en sociedades cada vez más complejas, cambiantes y heterogéneas.

Mélany Barragán

Universidad de Valencia